Andrea es una apasionada de la caza. Hace un tiempo vino a vernos porque quería que le hiciéramos una fotos durante una cacería a las que suele ir. Sería en el monte, con sus perros, a los que quiere y cuida como a miembros de su familia que son. Mientras nos explicaba cómo transcurriría el día en que quedáramos para las fotos pudimos comprobar la pasión con la que nos hablaba de la caza, es una afición heredada de su padre y del que se acuerda constantemente. La caza lo es todo para ella.
Con ella aprendimos términos que no conocíamos, como «rehala». Nos habla de su rehala como de sus propios hijos. Los nombra, conoce la personalidad de cada uno de sus perros, sabe que situación es adecuada para cada uno de ellos, los alimenta, los baña, les habla, los mima, dándole a cada uno lo que necesita… y son más de cuarenta!!!!!
Pasado un tiempo nos llamó para decirnos que estaba embarazada, pero que le había surgido una idea aún mejor: haríamos una sesión de embarazo con la temática de la caza. Poco a poco fuimos dándole forma. Hablamos varias veces para ir concretando detalles de localizaciones, vestuarios, complementos, etc… y finalmente realizamos el reportaje.
Para nosotros fué toda una experiencia conocer en primer lugar a Andrea: una chica valiente, fuerte, decidida, cariñosa. En segundo lugar su rehala: los perros de caza son diferentes, pueden ser muy fieros y muy dóciles a la vez. Un placer conocer a Floren, su pareja. A él le describen los mismos adjetivos que a Andrea. Y luego está Pelusa. Ella es otra historia. Es una perrita con la que comparten su casa, sus viajes, su vida. Y Pelusa es un encanto por lo buena, obediente y graciosa que es.
Agradecemos desde aquí a Andrea y a Floren haber contado con nosotros. Nos ha encantado conocerles y compartir esta experiencia con ellos.